Una familia se ve obligada a abandonar su casa, desahuciada por el banco, y viaja a otro lugar en busca de una vida mejor
Empédocles
(493 a.C.-433 a.C) le confiere al amor un lugar central en su sistema
filosófico. El amor siempre presente, en mayor o menor grado, es una
fuerza motriz en continua lucha contra el odio. Para Empédocles, el
amor une en un círculo armonioso los cuatro elementos: el agua, el
fuego, la tierra y el viento. El odio, potencia presente en esta unidad,
ejerce la labor de una cuña, y se empuja vertiginosamente entre los
elementos para separarlos. El movimiento que se crea es un vaivén entre
amor y odio, entre armonía y desorden, entre calma y tormenta. La
realidad de la que habla el filósofo griego es cíclica. Después de una
lucha tormentosa el amor vuelve a predominar, vence el odio y funde de
nuevo los elementos en una sola unidad. El desplazamiento no lleva a la
creación de nueva materia, sólo ocurre un cambio en las combinaciones.